domingo, 29 de diciembre de 2013

El cofre de los recuerdos


Hoy el duende del Moncayo se ha dado un paseo por la ruta del Hayedo. Antes de llegar le ha saludado un corzo que ha atravesado el camino.La ruta del Hayedo del Moncayo es uno de sus rincones favoritos. Allí se puede caminar escuchando el sonido de las hojas de los árboles mientras silban el nombre de las personas que se quiere. Cuando paseaba ha creído escuchar el nombre de una persona que recientemente conoció pero de repente el viento se ha calmado. Se ha sentado en una roca llena de musgo al pie de un árbol esperando que el viento le devuelva el sonido deseado pero poco a poco el cielo se ha cubierto de nubes y se ha tornado gris.

Mientras estaba sentado pensaba en los acontecimiento recientes acaecidos en su bosque. Recordaba  el paseo que se dio ayer con otros duendes y hadas venidos de bosques cercanos. Venían de un bosque donde hay muchos olivos y viñas al pie de un río que alimenta sus campos con su savia para que den el mejor fruto como  recompensa a tanto esfuerzo. Conocieron el pozo de los Aines de Grisel y todo lo que allí acaeció. Después fueron a los Fayos y recorrieron los montes donde los buitres anidan mientras les sobrevolaban para saludarles. Nunca habían conocido duendes y hadas tan majos. Finalmente acudieron a comer a un sitio cercano para compartir el resto de la jornada.
El lugar donde comieron es mágico y en un cofre se encuentran guardados los recuerdos que el duende, debido a su larga edad, ya no puede recordar. Ese cofre solamente se puede abrir si se encuentra la magia adecuada y se dicen las palabras precisas. ....Ayer consiguió abrir el cofre y todos los recuerdos asomaron como una secuencia de imágenes. Fue en un instante mágico que solamente los duendes tienen ocasión de disfrutar pero para ello hay que encontrar las palabras correctas y el momento adecuado.

De repente  escuchó el canto de las aves y despertó de un profundo sueño.Seguía sentado en la piedra y se había dormido.Miró al cielo y el sol brillaba con una intensidad tal que se reflejaba en los charcos helados del camino. Empezó a caminar y el crepitar del agua helada cubierta de hojas y barro crujían en cada paso que el daba y entonces silbó el viento y el duende se alejó poco a poco....


jueves, 5 de diciembre de 2013

¿Has visto polvo azul en el Moncayo?



Es un gran misterio para el hombre el momento del nacimiento de un duende. Jamás nadie lo ha conseguido ver. Los hombres pensarán que las duendes madres estarán durante unos meses con su ser dentro del vientre para después enseñarles el mundo en el momento del parto. En el mundo de los duendes que habitan el Moncayo eso no ocurre de la misma manera.
Llega un momento en las vida de las duendes que quieren dar tanto amor a los demás que se esconden entre la vegetación del bosque, entres setas y árboles y después de unos días asoman por las cercanías siete nuevas criaturas hacia sus congéneres (los duendes del Moncayo nacen de siete en siete. Nadie verá más a su madre la cual desparecerá para siempre. Solamente tienen hijos una vez. Son siete las criaturas que entregará al bosque. Este momento coincide cuando las duendes son bastante mayores, unos 600 años.
Las nuevas criaturas son acogidas por el resto de los duendes quienes los recibirán como hijos y los educarán en el trabajo del duende colaborando en tareas para el cuidado del bosque.
Si esa es la manera en que las mujeres duendes entregan su vida al bosque los hombres duende lo hacen de manera diferente. Sabido es que los duendes tienen un gran corazón consecuencia de dar amor a sus semejantes. Cada vez que dan un granito de cariño su corazón va creciendo poco a poco. Como las mujeres pueden vivir muchos muchos años pero eso depende del amor que han ofrecido a lo largo de su vida. Por eso está bien considerado entre los duendes que se haya ido a fundirse con el bosque un duende joven.
Les va creciendo tanto y tanto su corazón que llegará un momento en el que su pecho no pueda alojarlo y es entonces cuando dan un beso a sus compañeros y se van despacio al bosque..entre los abedules y las macrolepiotas...entre las hayas y los rebollones....
Así es que cuando camines por el Moncayo y debajo de un árbol o en el camino encuentres  polvo de color azulado piensa que es parte de un duende que queda por fundirse con la naturaleza ....aunque solamente se puede ver con los ojos de un niño...
Y por eso algunos duendes del Moncayo llevan un gorro azul....


lunes, 2 de diciembre de 2013

Olivicas en la comarca




 Es conocido por las gentes del lugar que los duendes son muy trabajadores. Siempre tienen su casa muy limpia pues como reciben muchas visitas de amigos (todos los duendes son amigos entres sí) y además de vez en cuando tienen que salir de su bosque a ayudar a otros.
En los alrededores del Moncayo hay muchos olivares. De allí se extrae un aceite de mucha calidad que se emplea para guisar y cuando está usado se puede fabricar jabón para el aseo mezclándolo con sosa caústica. Sale un producto que limpiar muy bien incluso para el aseo personal.

http://www.cosmeticanaturalyjabones.com/2013/01/tutorial-como-hacer-jabon-casero-saponificacion-en-frio.html

Este fin de semana han estado los duendes cerca del Moncayo cogiendo olivas. Extienden una malla sobre el suelo y luego peinan las ramas del olivo para que caigan el fruto con una herramienta o bien varean las ramas de los árboles con un palo. Es muy buena la madera de Morata para este menester pues tiene una gran resistencia. Posteriormente recogen los frutos a mano y los depositan en un contenedor. De ahí irá a la almazara donde calcularán el peso del producto para entregar a cambio bidones de aceite según unas medidas.
Es una jornada dura. Empieza al amanecer. Siempre hace mucho frío pero lo ideal es que no llueva. Hay que protegerse muy bien del frío. Normalmente se hace una hoguera para calentar el almuerzo y a los trabajadores. Lo mejor del día es el almuerzo mientras trabajan suelen cantar y contar chistes. Siempre acuden un grupo de amigos a ayudar. Incluso traen a los animales para que pasen el día al aire libre.
Desde estos olivares está vigilante el blanco Moncayo. Les sirve de punto de referencia para calcular, según la luz la hora del día y piensan los duendes en otros duendes que se encuentran por lugares cercanos al bosque del Moncayo haciendo otros trabajos.
Para trabajar los duendes no se suelen quitar su gorro azul pues les protege del frío y les hace tener las ideas más claras....