miércoles, 2 de febrero de 2022

Angel Guinda

 

En memoria de Ángel Guinda____________________________________________

 

Es un hecho común a todos los duendes. Sienten la pérdida de una persona importante en sus vidas como si algo se le hubiera roto dentro de ellos y viven lo más parecido a un auténtico duelo.

El mundo de la poesía tiene lazos que une en todas direccciones.

Hace muchos años este duende habitó en Zaragoza. Cuando iba a la universidad cerca del "puente de los gitanos" veía una pintada que le llamó enormemente la atención. Decía lo siguiente:

                    "Pinochet pedo de trueno 

                    matón del pueblo chileno

                    valiente bufón de USA

                    con la pistola en la blusa"

Estaba firmada con unas guindas y si mal no recuerdo pintada de color rojo.

Me parecía una pintada genial. Cada vez que pasaba me paraba a leerlo. Ignoraba su procedencia. Más tarde descubrí que era obra de Angel Guinda a quien no conocía todavía.

A este duende siempre le ha gustado leer y sobre todo poseía, ¡mira qué son raros los duendes...!

De hecho tenía de cabecera el libro de poesía de su madre, gran poeta, llamado Espiral del sentimiento.

Le gustaba un poema que le dedicó a él y sobre todo el del toro Ferdinando. 

Ese libro lo decoró con dibujos muy bonitos un compañero de ella, un gran artista, Miguel Angel Dominguez, y con la madre fueron juntos a ver varias exposiciones de él. 

Más tarde este duende fue a vivir cerca del Moncayo. Conoció una editorial de poesía llamada Olifante y a su editora. Continuó leyendo libros de poemas y se sumergió en la la obra de Angel Guinda. Le pareció una lectura que le cautivó. En ese momento era lo que necesitaba leer. Le transportó a una realidad mágica. Devoró sus libros. Releyó e incluso regaló a algún otro duende.

Acudió a presentaciones de sus libros en la comarca de Tarazona y conoció al gran poeta. Fueron presentados por Trinidad. Le presento a Angel como "que escribe poesía e hijo de madre poeta". Parecía un duende. Muy simpático, por cierto. Esa presentación le llenó de orgullo. Vestía un traje negro el poeta. Su voz grave daba a la lectura de sus poemas un tono especial. Parecía que se conocieran de siempre y descubrió que era el autor de esa pintada que recordaba de su juventud universitaria. Se unieron dos lazos en ese instante.

Mas tarde descubrió que el artista que pintó el libro de la madre tenía una hija poeta, y gran poeta por cierto que también participaba en al editorial Olifante. Otros lazos se unieron en ese momento.

No conoció mucho más al gran poeta. Le hubiera gustado aunque por su obra sabía de él, también por Trinidad. La visita a la caseta de la editorial en distintos lugares era una tradición donde recababa información sobre Angel Guinda y se llevaba alguna de sus novedades.

Y finalmente se marchó. Despacio. Y esa ausencia le ha producido una sensacíon de vacío y tristeza lo más parecido a un duelo de alguien cercano. Y es que los lazos de la poesía unen.



 

lunes, 13 de junio de 2016

Hay tres cajas escondidas en el hayedo del Moncayo....






Extraños sentimientos  tienen los duendes cuando deciden abandonar su lugar en busca de otras oportunidades en otros bosques.
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Los duendes conforme se van haciendo mayores deben tomar una serie de decisiones. Una de las más importantes es el abandonar su bosque familiar para emprender un viaje a otro bosque. Allí conocerán otras personas, formarán un hogar pero siempre tendrán su lugar de origen muy cerca de él.
En principio allí se quedan sus duendes mayores, los que le han enseñado a desenvolverse entra la espesura del bosque, los que le han cantado canciones que jamás olvidará, los que le han recitado los versos más hermosos y serán ellos su punto de referencia.
Allí han dejado algunos objetos importantes como queriendo decir que se han marchado pero allí estará algo suyo.
Poco a poco irán desapareciendo sus duendes mayores. Primero se irá uno de ellos. Este duende todavía recuerda como fumaba en pipa y el olor que dejaba a su alrededor y también como le gustaba preparar pócimas mágicas con productos del campo para estar más saludable.
Pasará un tiempo y se irá el otro duende mayor. Allí comprobará como el olvido es la peor de las enfermedades. El olvidar a sus hijos aunque los sentimientos quedarán allí detenidos en un momento en que las saetas del reloj decidieron no avanzar más.
Finalmente llegará el momento de ceder el lugar del bosque en que vivieron a otros duendes que precisan el lugar para empezar un camino.
En ese momento en que se recogen los objetos que ya no van a formar parte de su primer hogar y que decidió dejarlos al principio allí para no irse del todo de su casa es cuando se echan de menos muchas cosas y se encuentran una serie de sentimientos extraños.
En tres cajas puede caber el pasado. Objetos diversos, fotografías, libros y recuerdos, recuerdos pero no olvidos.
En tres cajas transportadas a su hogar viajan los momentos algunos hermosos y otros tristes.
Son tres cajas que pesan pero que no cansan y que forma parte del tesoro personal de los duendes.
.......
Ahora deberá encontrar un lugar en el bosque para guardarlas porque lo que sienten los duendes por lo que ha ocurrido en esas cuatro paredes, eso no lo olvidará.
Quizás debajo de las raíces un árbol del hayedo  del Moncayo cubierto de hojas y bien protegido.
Estará cerca del río aunque resguardado de la humedad.

Y el contenido de esas tres cajas será visto por lo hijos del duende para que quede su legado en su memoria. Y lo trasmitirán junto a sus vivencias a otros duendes
.

lunes, 4 de abril de 2016

El Moncayo y Joaquín Rodrigo




El pasado miércoles fue un gran día para los duendes del Moncayo y de otros bosques.
Acudieron en tropel, unos descendiendo en balsa por el río Ebro, otros caminando desde el Pirineo, a Zaragoza.
El motivo fue el reunirse para ver un espectáculo musical en el teatro Principal de Zaragoza.
El camino fue algo alocado y divertido aunque todos llegaron a tiempo.
Todos los duendes que acudieron conocían en Moncayo por un motivo u otro y también eran amantes de otras montañas cercanas
El espectáculo reflejaba la vida del gran compositor Joaquín Rodrigo dibujada en los reflejos de la oscuridad en las teclas de un piano que hablaba y lloraba,  con el rasgado de las cuerdas de guitarra brillantemente tocada, con el canto de unas sirena desde lo profundo de una cueva y la interpretación de una diosa que se miraba en un espejo donde aparecía la imagen de Victoria Kamhi, la mujer de Joaquín Rodrigo.
Todo ello formaba un conjunto de ingredientes que nos deleitó en un brillante espectáculo muy bien dirigido y muy bien trabajado donde los protagonistas dieron todo de sí mientras miraban en las butacas  a la hija de Joaquín y Victoria,  Cecilia, también protagonista.
Los duendes se reencontraron con otros duendecillos que no habían visto desde hace mucho tiempo y fue un gran motivo de alegría y satisfacción el reconocerse, algunos por el gran parecido a su progenitor, con ellos. Estaban algo cambiados pero la voz era la misma de antes.
Revisaron  su trayectoria en este tiempo y todos ellos pese a algunas vicisitudes tenían una gran ilusión por el futuro que se acercaba rápidamente a ellos.
También se enteraron algunos de la próxima publicación de un gran libro que dará la luz (es un secreto...) y que desean empezar a leer...
Más adelante hablaremos de ello....Es obra de un gran duende...

El dar dos besos a la hija de Joaquín Rodrigo, el desear leer ese libro, el ver rostros casi olvidados pero reconocidos, el hacerse una foto bajo el mural de Broto, un embarazo precioso a punto de florecer, unas moraduras por practicar un deporte....todo ello mientras regresaba este duende a su bosque le hizo ver que días como ese miércoles son difíciles de olvidar y son los momentos  que suman y los que hay que buscar en cada instante.
Gracias Joaquín (y compañía...)






A Joaquín Rodrigo y su música
¡Pero tu ves, Rodrigo...!
El mágico paisaje,
el supremo color... ¡El personaje
del misterio que siempre va contigo!
...La suma Realidad, la Verdad pura
que en el Reino Interior solo florece...
la perfecta hermosura
que solo en el jardín del alma crece.
No a los ojos Amor, no Poesía
se brindan como al Sueño. Y es soñando
como el poeta crea. La harmonia
de Belleza y Verdad surge cantando.
Así tú de ese mundo inenarrable
el alma luz percibes,
y en arpegios magníficos la inscribes...
Y le das una voz y un colorido
única expresión de lo inefable.
¡Ay, yo también, Rodrigo,
de eso que no se ve soy el amigo!
Manuel Machado
(Cadencia de cadencias. Madrid, 1943)

lunes, 14 de diciembre de 2015

Truman, más que una gran película

El duende del Moncayo disfruta mucho viendo buen cine.
Recientemente vio una película que le gustó mucho.
El protagonista es un perro llamado realmente Troilo, como el Troilo de "Charlas con Troilo " de Antonio Gala. En la película Troilo interpreta a Truman que da título a esta película.
Otros dos grandes protagonistas, si así se les puede denominar son por un lado la gran música de fondo que te va embriagando poco a poco, música de Nico Cota y Toti Soler y la fotografía de Andreu Rebés.
Junto a estos componentes esenciales se desarrolla una gran y hermosa historia. Dos amigos, Tomás y Julián, representados por dos actores enormes en su calidad como son Ricardo Darín y Javier Cámara viajan juntos mucho más allá de la amistad. Desgarradora historia en la que la enfermedad terminal de Tomás, calculador y metódico, quiere dejar todo atado y bien atado antes de ese viaje.
En esta película tiene explicación hasta lo inexplicable y todo se comprende. Hasta lo que se escapa a nuestra razón y lógica como en el tema de pareja toma sentido y se convierte en una especie de grito desesperado por no querer asumir lo inevitable, lo doloroso, el viaje sin retorno.
Es más que una película, una bella reflexión de la amistad que traspasa fronteras y barreras del tiempo y del más alla.
Mejor no te la pierdas. Seguro que se lleva muchos premios.....
Una película donde el color verde del paisaje y el  azul del inmenso cielo toman sentido.....



miércoles, 15 de julio de 2015

El faquir al que no le gustaban las agujas de las enfermeras

Esta historia sucedió no hace mucho tiempo en Tarazona, muy cerca del Moncayo.
Había un faquir muy famoso en estar tierras. Era tan famoso y tan conocido que recorrió todo el mundo mostrando su magia a todo el público que acudía en masa a disfrutar sus increibles números.a
En esos números era capaz de conducir una motocicleta con los ojos vendados sobre el cuerpo de otra persona que descansaba en una cama de clavos. Se clavaba también agujas en la cara y en la garganta. Actuaba asimismo con espadas. Se tragaba objetos que recuperaba. Jugaba con fuego. Vamos un faquir de lo mejor que ha existido.
Pero los faquires también son seres humanos y de vez en cuando deben ir al médico. Y les tienen que sacar sangre.
Este faquir me confesó que a pesar de toda su historia de faquirismo no le gustan las agujas de los médicos como a tantas personas y se inquietaba por el hecho de pensar que tenía que pasar por las manos de otra persona mientras le perforaba sus venas para extraer sangre. Es que los faquires además de unos artistas increíbles son humanos como todos.
Seguramente preferiría ser él el que mientras descansa en una cama de clavos se clave agujas en su cuerpo




http://blogs.heraldo.es/tinta/?p=3996


lunes, 1 de junio de 2015

El duende Santi del Moncayo




Estos duendes no saben qué hacer para sorprender a sus duendes más amigos.
En las fechas señaladas de los duendes del Moncayo está el día en que cumplen 500 años.
Algunos no llegan hasta allí y pueden quedarse en 280 años.  Desparecen como la niebla pero su recuerdo siempre permanece vivo en la mente de sus amigos. Al ser un día tan señalado cuando cumplen sus 500 años sus amigos duendes llegan de todos lugares para darle una gran fiesta en el bosque donde además le acompañarán sus familiares más cercanos.

Esta historia es de hace mucho tiempo.
Una vez hace muchos años vino un duende de la capital del reino, Zaragoza, a vivir a la localidad de Tarazona, muy próxima al Moncayo. Ya tenía alguna relación con el lugar pues disfrutaba visitando un pueblo de la comarca. Desde allí ascendió por primera vez a la cumbre del Moncayo. En ese lugar conoció el momento en el que una  mirada basta y no se necesitan las palabras entre dos personas y sintió el calor y la suavidad de dos manos que se unen caminando bajo las estrellas.
Buscaba nuevas oportunidades y grandes eran las ilusiones que le movían a tomar esa decisión lejos de sus allegados.
En su llegada a la ciudad del Queiles se encontró con una pareja de duendes que lo acogieron como si lo conocieran de siempre. Los duendes son así cuando se ven. Alguno pese a su origen diferente pensó que eran hermanos pues las orejas y las narices de los duendes son grandes y parecidas.
Un día se dieron cuenta que se habían hecho amigos y compartieron grandes momentos. Cenas y comidas y momentos de alegría. Canciones y mucha música. También le enseño un mural en lo alto de la localidad que pintó con motivo de una bomba atómica que arrojaron "los humanos" en Japón. Aún pueden verse algunos trazos a pesar del tiempo transcurrido.
Le ayudaron a arreglar la vivienda que se había buscado y siguieron comiendo y cenando pero siempre la música les acompañaba a veces en lugares de reunión, bares, y otras ocasiones en sus casas.
Se hacían compañía en los viajes a la capital y siguieron siendo muy amigos.
Pero un triste día uno de ellos se marchó pero no se fue. Se quedó en sus retinas.
Y ayer rebuscando en viejas fotografías apareció de nuevo pues no se marchó.
Y pasa el tiempo y se realizan nuevos proyectos de vida con el recuerdo de los árboles que hemos visto al caminar por las sendas mecidos por el viento del Moncayo.
Y mientras unas pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos al ver las imágenes del recuerdo confirmó lo firme que se había construido esa amistad que nadie ni nada pueden destruir porque cuando se encuentran las personas y dan todo lo que sale de ellos a otros reciben el regalo de viento que siempre regresa.
Y mientras tanto Freddie Mercury cantaba una canción y Brian May rasgaba las cuerdas de una guitarra y se veía una foto del grupo Queen,
Gracias amigo.






viernes, 13 de marzo de 2015

El líquido mágico de los duendes del Moncayo

Mucho tendrían que aprender los humanos de las actitudes y del comportamiento de los duendes del Moncayo, seres juguetones y simpáticos que protegen el bosque de los abusos y lo cuidan para el disfrute de los demás.
Los duendes viven siempre el presente y disfrutan  cada instante de la vida pero para ello han tenido que diseñar algunas estratagemas.
De generación en generación se han trasmitido un montón de trucos para vivir mejor. Uno de ellos y además poco conocido es que viven el presente como si fuera el último día de su larga vida. Disfrutan de cada sorbo del viento que les nutre y les hace ser más felices.
Los duendes llevan colgado del cuello una botellita de cristal. El vidrio de ese cristal lo han obtenido fundiendo minerales de silicio próximos al pozo de San Miguel. Es un lugar muy escondido y que solamente los duendes del Moncayo conocen. En una de sus reuniones nocturnas al calor de la hoguera colocan el mineral en un recipiente para fundirlo. Mientras tanto realizan unos conjuros y sortilegios bebiendo licor de nueces de San Juan. Una vez fundido surge una botellita de cristal Dentro de esa botella introducen un líquido azulado. Es pastoso como el mercurio y frío como las largas noches de invierno. El secreto de ese producto azul casi nadie lo conoce pero se sospecha que procede de diferentes plantas y raíces unido a algún  mineral desconocido.La botella, una vez cerrada va colgada con una cuerdecita verde obtenida del trenzado de unas ramas de plantas del Moncayo y cerrada con un tapón de madera de corteza de árboles del bosque.
¿Y cual es el motivo de esa botellita alrededor del cuello del duende? 
La botella es la botella mágica que captura los instantes más felices de los duendes.
Cuando un duende vive un momento de una extrema felicidad ese momento queda grabado dentro de la botella y si en alguna ocasión el duende está menos feliz de lo normal mirando la luna a través de esa botella el duende recuerda esos momentos felices que nunca quiso olvidar. En ella recuerda a las personas que le han hecho vivir esos instantes en los que seguramente estaría bebiendo licor de nueces. Recuerda aromas y texturas, sonrisas y palabras. Y la mirada de esa botella hace detener el tiempo del duende y unas horas pueden parecer solamente unos segundos
Así que si en alguna ocasión veis a un duende con una botellita que contiene un líquido azulado y mira la luna a través de ella pensad que está en un momento intenso de eterna felicidad. Respetad su silencio y recordar que los mejores instantes vividos siempre se pueden volver a repetir...